NFTS: LA VERDADERA REVOLUCIÓN TRAS LA CAÍDA DE UNA BURBUJA QUE YA ANTICIPAMOS EN 2021

Hoy mismo, 19 de agosto de 2024, El País publicaba el artículo “NFTs: esplendor y caída de la última burbuja del arte contemporáneo”, confirmando aquello que desde Kripties ya habíamos advertido en nuestras conferencias de 2021: la burbuja de los NFTs era inevitable y su estallido algo predecible.

En noviembre de 2021 mantuvimos varias jornadas y charlas tituladas “La revolución en el arte tras la burbuja NFT”, donde expresamos con claridad nuestra postura crítica ante este fenómeno. Aunque reconocimos el impacto inicial que los NFTs tuvieron en el mercado especulativo, dudosamente en el del arte, lanzamos una pregunta clave: ¿es esta la verdadera revolución del arte digital? Nuestra respuesta fue clara: no lo es. Desde Kripties siempre hemos visto en los NFTs más un vehículo de especulación que una aportación al valor artístico y cultural. Porque, sinceramente, el ruido que generó el criptoarte fue ensordecedor, pero la cuestión es: ¿cuánto de “arte” hay realmente en el criptoarte?

Como predijimos, el mercado se saturó rápidamente de obras digitalizadas cuyo enfoque era puramente comercial, alejándose de los valores fundamentales del arte. Durante nuestras conferencias, subrayamos que esta burbuja no era más que el preludio de una revolución mucho más significativa, una revolución que todavía está por llegar. No será una basada en la especulación, sino en el uso genuino de la tecnología como herramienta para potenciar nuevas formas de expresión, en especial para los jóvenes y los artistas marginados.

Sin embargo, no todo ha sido en vano. Lo verdaderamente valioso que nos dejan los NFTs es su certificación digital, una tecnología que, aunque nacida de forma ingenua con la promesa de descentralizar el arte, ha aportado las claves para hacer posible la incorporación de lo digital como un bien artístico y de consumo. Esta certificación permite garantizar la autenticidad y propiedad de las obras digitales, ofreciendo un legado que, con el tiempo, podrá redefinir cómo entendemos la comercialización y protección del arte en la era digital.

En Kripties Fundación siempre hemos defendido el arte como una herramienta de transformación social, no como un simple objeto de transacción. La visión que compartimos en 2021 sigue siendo hoy más relevante que nunca: el arte digital debe trascender el comercio vacío. Los nuevos lenguajes y herramientas tecnológicas deben usarse para incluir, sanar y conectar a las comunidades, no para alimentar una maquinaria de marketing superficial.

Hoy, mientras el mercado de los NFTs se enfría, reafirmamos nuestro mensaje: la verdadera revolución está en crear valor cultural y social. Los artistas deben liderar este cambio, no como piezas de un sistema especulativo, sino como motores de impacto real. Desde Kripties seguimos firmes en este camino, defendiendo el arte experimental como una fuente de integración y renovación. En un mundo digitalizado, la tecnología debe estar al servicio de la cultura y la sociedad.

El futuro del arte digital está recién escribiéndose. La burbuja de los NFTs es solo el primer capítulo de una historia en la que, como siempre, el arte tendrá la última palabra.

NFTS: THE REAL REVOLUTION AFTER THE COLLAPSE OF A BUBBLE WE EXPECTED IN 2021

Today, 19 August 2024, El País published the article ‘NFTs: splendour and fall of the last bubble of contemporary art’, confirming what we at Kripties had already warned about in our 2021 conferences: the NFT bubble was inevitable and its bursting was predictable.

In November 2021, we held several conferences and talks under the title ‘The revolution in art after the NFT bubble’, where we clearly expressed our critical stance towards this phenomenon. While acknowledging the initial impact that NFTs had on the speculative market, and dubiously on the art market, we posed a key question: is this the real digital art revolution? Our answer was clear: it is not. At Kripties, we have always seen NFTs as a vehicle for speculation rather than a contribution to artistic and cultural value. Because frankly, the noise generated by crypto art was deafening, but the question is: how much ‘art’ is there really in crypto art?

As we predicted, the market quickly became saturated with digitised works whose focus was purely commercial, and away from the fundamental values of art. In our lectures, we stressed that this bubble was only the prelude to a much more significant revolution, a revolution that is yet to come. It will not be one based on speculation, but on the genuine use of technology as a tool to enable new forms of expression, especially for young and marginalised artists.

But it has not all been in vain. The truly valuable thing that the NFTs have left us is their digital certification, a technology that, although naively born with the promise of decentralising art, has provided the keys to the incorporation of the digital as an artistic and consumer good. This certification makes it possible to guarantee the authenticity and ownership of digital works, providing a legacy that could, in time, redefine how we understand the commercialisation and protection of art in the digital age.

At Kripties Fundación, we have always defended art as a tool for social transformation, not as a simple object of transaction. The vision we shared in 2021 is more relevant today than ever: digital art must go beyond empty commerce. New languages and technological tools must be used to engage, heal and connect communities, not to feed a shallow marketing machine.

Today, as the market for NFTs cools, we reiterate our message: the real revolution is in the creation of cultural and social value. Artists must lead this change, not as cogs in a speculative system, but as drivers of real impact. At Kripties, we remain steadfast on this path, defending experimental art as a source of inclusion and renewal. In a digitalised world, technology must be at the service of culture and society.

The future of digital art is still being written. The NFT bubble is only the first chapter of a story in which, as always, art will have the last word.